viernes, 15 de mayo de 2015


LOS ORÍGENES DE LA FAMILIA BOLÍVAR



Diversos documentos presentan a la familia Bolívar como originaria de una noble familia de Vizcaya, que vivió en el pueblo de Bolívar, lugar situado casi en el centro de la cadena cantábrica, en un valle regado por el río Ondárroa.
Los historiadores de Vizcaya hacen saber que el pueblo de Bolívar fue fundado en el siglo X “por el amo o dueño de la casa solar de Bolívar y los labriegos que llevó consigo” (Blanco-Fombona, 1971:14). En aquella época Bolívar formaba con Cenarruza una de las veinticinco anteiglesias o pequeñas repúblicas que constituían, antes de la abolición de los fueros, el señorío de Vizcaya.
Frente a la iglesia existe un edificio que señala el nombre de una familia notable: Bolívar Jáuregui, que en el siglo XVIII todavía estaba habitada por miembros de este nombre. Al parecer dicha casa solariega, había reemplazado el antiguo castillo de los Bolívar del siglo X.

No se ha podido establecer si los Bolívar Jáuregui eran los descendientes de la antigua familia que fundó en el siglo X la iglesia de Santo Tomás de Bolívar. Sin embargo,

“Las viejas crónicas relatan que los señores de la casa solar de Bolívar lucharon..., en el siglo XI, contra los obispos de Armentia, por el mantenimiento de los fueros, y que acusados de haber intervenido en el asesinato del obispo Don García, en el año 1053, fueron desterrados de su país”. (Ibídem: 23)

Desde el siglo XIII vuelve a encontrarse la rama principal de la familia instalada en la antigua casa solar, luego de siglos de exilio.

Estos Bolívar Jáuregui, adoptaron de nuevo el escudo primitivo de la familia (la rueda de molino en campo de plata). Posteriormente sustituyeron el blasón primitivo con un nuevo escudo (campo de plata con banda de azur horizontal sembrada con tres corazones en campo verde).
Existen otras familias Bolívar de Vizcaya que aparentemente tienen un origen común, y es posible que el destierro de 1053 sea la causa de que vuelvan a encontrarse casas de Bolívar en regiones de España donde no existe en absoluto este apellido.
Otros genealogistas sostienen que tuvo su casa solar en tierras de Alava y lo prueban así las armas de numerosas ramas de este linaje, las cuales ostentan las panelas, típicamente alavesas. También refuerza esta hipótesis el propio significado de la palabra bolíbar, “ribera de molino”. (Suárez, 1983); la existencia de molinos presume la del trigo, y según los viejos cronistas esta planta se cultivaba realmente en Alava y no en Vizcaya. Se sostiene que hubo un lugar de Bolívar en Alava y de allí salieron los Bolívar vizcaínos.

Los Bolívar venezolanos eran por varonía Ardanza, y procedían de la rama establecida en Axpé de Busturia (Vizcaya) la cual por alianza matrimonial tomó por apellido el de la Rementería. Cfr. (Ibídem: 44)

El primer Bolívar en Venezuela fue Simón de Bolívar y de la Rementería, apellidado “el Viejo”, hijo de Martín Ochoa de la Rementería y Magdalena de Bolívar e Ibargüen. No se conoce con certeza a que linaje de Bolívar pudo pertenecer el padre o la madre de ella. Y sólo se supone que debió pertenecer a los Bolívar, de Zamudio, por ser las mismas armas que ostentan los descendientes caraqueños de Magdalena de Bolívar e Ibargüen.

Simón de Bolívar era natural de la villa de Marquina (Vizcaya), donde nació en 1532 y vino a Indias en 1559, estableciéndose por entonces en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán, capital de la isla de la española, hoy República Dominicana, donde fue Escribano Público y de Cabildo, y Secretario de Cámara de la Real Audiencia.
Este Simón de Bolívar fue antepasado directo del Libertador, y de él hasta el Padre de la Patria hubo una sucesión de varones del mismo apellido que contrajeron matrimonio con miembros de las principales familias de la Colonia.
Según Ramón Darío Suárez (1983), los antepasados paternos de Simón Bolívar, conjugan diversos linajes de España y Europa. Así, el padre del Libertador legó a su hijo sangre de nobles, Santos, conquistadores y reyes. De esta manera Bolívar descendía de los Castro, Díaz Moreno, Rojas, Escobar, Tovar, Arellano, Cáceres, Solís, Noroña, Dávalos, Agüero, Rebolledo, Maldonado de Armendariz, Villegas, Martínez de Villegas, Guevara, Quesada, Biedma, Ponce de León, Meneses, Fines, Fajardo, Tenorio, Silva, Maldonado, Ponte, Marín, Mejía, Vilchez, Narváez, Osorio, Villaseca, Padilla, Leiva, Manuel, Casa de Suabia, Casa de Franconia, Casa de Sajonia, Casa de Este, Casa de Welf, Casa de Borgoña, Casa de Lorena, Casa Angelos, Casa Comneno, Casa Real de Hungría, tercera Casa Real de Francia, Casa de Saboya, Castañeda, Asturias, Salido, Argüello, Briceño, Dávila, Sanz, Graterol, entre otros.


LA FAMILIA BOLÍVAR EN VENEZUELA
Tanto el padre de Bolívar, don Juan Vicente de Bolívar y Ponte, como la madre, doña María de la Concepción Palacios y Blanco, pertenecían a las mejores familias de Caracas. Como se ha señalado Simón de Bolívar se llamó el primero de los antepasados del Libertador que pasó a la América, y también su hijo, por lo cual se les distinguió, según costumbre de la época diciendo Simón de Bolívar el Viejo y Simón de Bolívar el Mozo.

Ambos llegaron a Venezuela a fines del siglo XVI y Bolívar el Viejo volvió muy pronto a España como Procurador General ante la Corte, de las ciudades de Caracas, Coro, Trujillo, Barquisimeto, Carora, El Tocuyo y Maracaibo. Llevaba varias súplicas encaminadas al fomento de la Colonia, y a procurarle mayor autonomía; y entre otras, una muy significativa; la solicitud que no enviara, la Audiencia de Santo Domingo, jueces en comisión:

“si no fuere en negocios muy arduos y muy graves... porque de enviar los dichos jueces, como de ordinario se envían muchas veces, son fatigados e molestados e vienen a menos y se empobrecen los vecinos”. (Mijares, 1967:12)

Los Bolívar se unieron muy pronto, por sucesivos matrimonios, a las familias de los primeros conquistadores y pobladores de la Provincia.
“Al establecerse la familia en Caracas, sus hijos se mostraron activos en los cargos públicos y en los tribunales, fueron católicos devotos que hicieron cuantiosas donaciones a la Iglesia y, realizando matrimonios entre las familias aristocráticas de la ciudad –descendientes de los conquistadores-, agregaron a su herencia vasca la Navarra y la andaluza. San Mateo, una encomienda que trabajaban los indios, permaneció en manos de la familia unos doscientos años y constituyó la base de la fortuna de la misma. Los Bolívar fueron designados alcaldes y se destacaron en la defensa de La Guayra. Así, el linaje del Libertador está dado por una larga e ininterrumpida línea de adinerados y respetados hombres y mujeres de la aristocracia colonial”. (Masur, 1987:24-25)
El padre de Bolívar, nacido en 1726, defendió los puertos de Venezuela contra los piratas ingleses, y fue electo diputado caraqueño en España siendo muy joven (21 años), pasando cinco años en la corte de Madrid, y cuando regresó a Venezuela, le fueron asignadas altas responsabilidades.
En 1737, por fallecimiento de su hermano mayor, Martín, heredó derechos sobre el título de marqués de San Luis de Cura, solicitado por su padre Juan de Bolívar y Villegas, en 1731, título que nunca llegó a otorgarse.
Juan Vicente de Bolívar y Ponte, fue Procurador General del Ayuntamiento de Caracas (1747), Teniente de Gobernador, Corregidor y Justicia Mayor de La Victoria, San Mateo, Cagua y los Valles de Aragua (1759), Contador de la Real Hacienda (1765), fue Coronel de las Milicias Regladas de Blancos de los Valles de Aragua (1768), poseía una importante fortuna y era dueño de la hacienda San Mateo, las minas de cobre y tierras de Aroa y Cocorote, el hato de El Totumo, y varias casas en Caracas. La Victoria y la Guaira.
Había casado el 1º de diciembre de 1777 con María de la Concepción Palacios y Blanco, hija de Feliciano de Palacios y Sojo y de Francisca Blanco y Herrera, una de las familias aristocráticas más distinguidas de la colonia.

Del enlace de Juan Vicente de Bolívar y Ponte y de María Concepción Palacios y Blanco, hubo la siguiente descendencia:

1. María Antonia de Bolívar y Palacios, nacida en Caracas el 10 de noviembre de 1797, fallecida el 7 de octubre de 1872 quien casó con su primo Pablo de Clemente y Palacios, hijo de Manuel de Clemente y Francia y de María de las Mercedes de Palacios y Sojo. En segundas nupcias casó con Gabriel Camacho
2.- Juana Nepomucena de Bolívar y Palacios nacida en Caracas el 18 de mayo de 1779, quien casó con su tío Dionicio de Palacios y Sojo, hijo de Bernabé Francisco de Palacios y Sojo y de María Isabel Blanco y Herrera.
3.- Juan Vicente de Bolívar y Palacios, nació el 20 de mayo de 1791, quien tuvo descendencia, sin haber contraído matrimonio, con Josefa María Tinoco del Castillo.
4.- Simón de Bolívar y Palacios, El Libertador, nacido en Caracas el 24 de julio de 1783, quien casó con María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza, hija de Bernardo Rodríguez del Toro y Ascanio y de Benita Alaiza y Medrano, de la cual enviudó y no hubo descendencia.
5.- María del Carmen de Bolívar y Palacios, nacida en 1786, fallecida poco después de su nacimiento.

Ramón Darío Suárez (1983:55), señala en su estudio genealógico de la familia de Bolívar que:

“Juan Vicente de Bolívar y Ponte tuvo fuera de su matrimonio a Juan Agustín de Bolívar, de quien no se tiene muchas noticias, sólo se sabe que casó en Maracaibo, el 22 de noviembre de 1772, con Ana María Chacín y Mijares. Se ignora si hubo sucesión o no”.

Por su parte, Pedro José Casas Briceño, (1998:37) señala: “Juan Vicente Bolívar y Ponte, padre del Libertador, fuera de su matrimonio tuvo a: Juan Agustín Bolívar, quien casó en Maracaibo el 22 de Noviembre de 1772, con Ana María Chacín”. Asimismo, ni Carlos Iturriza Guillén (1967), ni Manuel Rodríguez Llamozas (1928), ni Andrés Ponte (1911), ni Felipe Francia (1911), ni Manuel Landaeta Rosales (1912), en sus detallados estudios sobre la familia del Libertador, mencionan en lo absoluto a Agustín de Bolívar, por lo tanto o ignoraban su existencia o quizás por ser hijo natural del padre de Simón Bolívar, soslayaron nombrarlo, tal vez por los prejuicios que la época imponía a la sociedad e incluso a la investigación genealógica.


AGUSTÍN DE BOLÍVAR: HERMANO DEL LIBERTADOR

El padre del Libertador dejó un hijo llamado Agustín (o Juan Agustín). Ello consta de su testamento y por un documento que el propio Agustín envió al Gobernador y Capitán General de Venezuela, para lograr el reconocimiento como hijo y heredero de su padre.

Don Juan Vicente de Bolívar y Ponte falleció el 19 de enero de 1786. Su testamento se compone de dos partes: un poder otorgado por el moribundo a su esposa y a su suegro para que redacten el testamento, y el testamento propiamente dicho redactado en base de las notas dejadas por el difunto. Cfr. (Madariaga, 1979:65)

En dicho testamento enumera sus títulos y distinciones:

“Yo, Don Juan Vicente de Bolívar, Coronel del batallón de Milicias de Blancos Voluntarios de los valles de Aragua, comandante por Su Majestad de la compañía de Volantes del río del Yaracuy...”(Ibídem)

Señala su legitimidad y ascendencia: “hijo legítimo de legítimo matrimonio” (Idem); señala a su padre Don Juan de Bolívar como “capitán poblador”, es decir, descendiente de los conquistadores de Venezuela.

Hace especial mención a su fe y distribuye sus bienes entre sus cuatro hijos y su esposa. En el testamento hay una cláusula que señala: “Mando que Doña María Concepción Palacios y Blanco, mi mujer, tome de mis bienes cuatrocientos pesos, para que con ellos cumpla lo que le tengo comunicado, en descargo de mi conciencia” (Idem). Hace alusión a Agustín Bolívar “que vive en la ciudad de Maracaibo” (Idem), a quien dispone Don Juan Vicente “se le den doscientos pesos por una vez, de que le hago donación”. (Idem)

La existencia de un hijo ilegítimo de Juan Vicente de Bolívar no resulta extraña, ya que existen pruebas documentales de la conducta licenciosa de don Juan Vicente de Bolívar y Ponte, por lo menos antes de contraer matrimonio. Según lo refiere Madariaga:

“aprovechándose don Juan Vicente de su poder social había sometido por la violencia al servicio de sus placeres a tantas mujeres que de él dependían para su subsistencia, a tal punto de escándalo que el santo Obispo de Caracas se había visto obligado por las quejas de sus víctimas a amonestarle severamente”. (Ibídem: 67)

Parece que en 1765 siendo Obispo de Caracas Don Diego Antonio Diez Madroñero, durante una visita pastoral recibió éste numerosas quejas sobre la conducta de Don Juan Vicente de Bolívar “que de público y notorio ha oído decir que vive desarregladamente con mujeres...” (Idem) y que para conseguirlas “se vale de su autoridad y poder, llamándolas a su casa, valiéndose también para ello de otras mujeres sus terceras” (Idem)

Al parecer el Obispo citó a varias testigos para corroborar el asunto, una de las cuales confirmó que había sido su amante durante tres años:

“Antes de los cuales ya vivía él íntimamente con otra, llamada María Bernarda, y luego con otra, Josefa Rosalía, la Chicota, de quienes usaba a su arbitrio, teniéndolas a su disposición todas al mismo tiempo y llamando a la que mejor le parecía, con quien se encerraba en el cuarto de su dormitorio o en un cuartillo junto a la galería”. (Idem)

Otra testigo citada por el Obispo indica:

“que la Margarita le había contado una noche, había estado por llamarla aquella tarde para libertarse del estrecho en que le puso queriéndola violentar dicho Don Juan, pues habiéndola encontrado sola, resistiendo ella la pretensión deshonesta, la cogió de una mano y por fuerza intentó meterla en el dormitorio, y forcejeando le dijo: gritaría si no la dejaba, con lo cual y haber sentido tal vez que una hija de la referida Juana Bautista se llegaba a la casa la dejó, y se salió muy bravo. A pesar de lo cual estas mujeres declaran no atreverse a negarle a Don Juan Vicente la entrada de su casa ni en excusarse de tomar sus recaudos por temor de su poder, violento genio y libertad en el hablar”. (Idem)

Una de las testigos, María Jacinta Fernández, dirigiéndose al Obispo señala, “El conflicto en que me hallo me hace acogerme a su amparo...porque me veo perseguida de un lobo infernal que quiere a fuerza que me lleve el diablo junto a él”. (Ibídem: 609) refiriéndose a Juan Vicente de Bolívar y Ponte.


El Obispo “mandó se junte el expediente reservado a que pertenece” (Idem) sobre las relaciones amorosas de Juan Vicente de Bolívar y Ponte. El prelado trató el asunto en serio, censuró severamente la conducta del Teniente de Justicia, tomando medidas para evitar el escándalo, y su consejo a las víctimas de Don Juan Vicente fue que “vivieran vida religiosa, evitaran tratos con él y no dieran pábulo a habladurías”. (Ibídem: 68).

En cuanto al culpable, el Obispo se pronunció y le dio por regla:

“no creer cosa alguna de las que había contado le habían dicho y que con desprecio de todo no volver a tratar ni comunicar de forma alguna, especialmente a las mujeres casadas que había nombrado ni a otra alguna moza, excusando llamar a su casa a las muchachas de doctrina y el entrar en la de alguna, socorriéndolas por mano del cura, si quisiere ejercitar la caridad con los pobres... que eran los medios que a Su Señoría Ilustrísima se le ofrecía debía poner en las circunstancias para acreditar su inocencia y excusar a Su Señoría Ilustrísima el quebranto que sin duda tendría en precisarle a creer lo que negaba y proceder en forma jurídica a corregirles”. (Idem).

Estos hechos tomados de un expediente inédito citado por Madariaga y publicado por vez primera en su biografía de Bolívar, los cuales constan en el Archivo de la Archidiócesis de Caracas revelan que el padre del Libertador tenía una conducta sexual bastante desordenada, que hace totalmente factible el hecho que pudiera haber engendrado hijos de tales relaciones.

Al morir Juan Vicente de Bolívar y Ponte en 1786, su hijo Agustín se dirige a Caracas:
“con el fin de acatar el testamento (de su padre), por verse él con plenos derechos para heredar, no como particular, sino como hijo del finado... (Sin embargo) ya en Caracas, la familia Bolívar no quiso reconocerlo como hijo y entonces este tuvo que comprobar por medio de testigos que él era verdaderamente hijo de don Juan Vicente de Bolívar y de condición bastardo”. (Aguilar, 1916:5)

Para lograr sus objetivos Agustín de Bolívar dirigió una carta al Capitán General, en la cual entre otras cosas plantea:

“Don Agustín Bolívar... digo: que para efectos que me convengan, necesito hacer cierta información sobre mi filiación y demás que conduzca a hacer constar ser hijo natural del Señor Coronel Don Juan Vicente Bolívar, ya difunto, a cuyo efecto vengo en suplicar a la justificación de Vuestra Señoría se sirva admitirme los testigos que presentaré, los que bajo de juramento declaren... si me conocen de vista, trato y comunicación y si les consta que el dicho Señor me trataba como si fuese su hijo, con aquel cariño que es propio de un padre... si en varias ocasiones manifestó esto mismo, así de palabras como de hecho, teniéndome en la casa de doña Luisa Bolívar, su hermana, alimentándome y contribuyéndome todo lo necesario... diga separadamente Don Juan José Barandica si es cierto que el Dr. Dn. Juan Félix Aristiguieta le comunicó que el dicho Sr. Dn. Juan Vicente era mi padre, y (de)una señora de las principales de esta ciudad, mi madre, con quien no había contraído matrimonio, sin embargo de ser soltera y no tener impedimento alguno, por ciertos motivos que ocurrieron en aquel entonces”. (Veracoechea, 1975:372-373)

Los testigos declaran la veracidad de la información, afirman que don Juan Vicente de Bolívar y Ponte, trataba como hijo a Agustín “sentándolo a la mesa (cuando era niño) y distinguiéndolo”. (Aguilar, Ob. Cit: 5). Asimismo afirman que “Josefa de Bolívar, hermana del coronel... lo cuidó y alimentó... lo tenía siempre decentemente vestido con casaca y peinado profesándole (doña Josefa) cariño” (Idem). Un testigo, Juan José de Barandica, Comandante propietario del resguardo de la provincia de Maracaibo y residente en la ciudad dice que: “muchas veces oyó decir al difunto doctor don Juan Felix de Aristiguieta, sobrino del señor don Juan Vicente de Bolívar, que don Agustín era hijo bastardo de este último tenido en una señora principal, de alcurnia mejor que la de su padre”. (Idem)

Dada todas estas declaraciones de testigos, Agustín de Bolívar dirigió de nuevo comunicación al Gobernador y Capitán General de Venezuela, en la que , entre otras cosas plantea:
“Nuestras Leyes que tratan con tanta escrupulosidad esta materia no necesitan de tanta justificación, para venir en conocimiento de un hecho de esa naturaleza. Nadie ignora que aún es muy suficiente la nominación de hijo y otras demostraciones menos sensibles para no dudarse de la certidumbre que se requiere; por ello es que de la información evacuada no nos queda la menor dificultad en asentir que el dicho señor era mi padre natural y que no sólo me denominaba su hijo sino que daba pruebas muy positivas de serlo tratándome con aquel cariño que es acostumbrado y propio de un padre”.(Idem)

Continúa alegando Agustín de Bolívar y exigiendo sus derechos.

“Yo comprendo que para los efectos a que me dirijo, me es muy bastante la prueba que tengo dada. Estos no son otros que hacer ver la obligación en que se hallan, los herederos del dicho señor de contribuirme, alimentos a proporción del caudal que gozaba mi difunto padre. Reservo por ahora el pedir sobre la cantidad que ha de dispensárseme y competente regulación que ha de hacerse con respecto a los cuantiosos bienes que poseía y de que dispuso por su última y final disposición, pues como esto requiere más alto y prolijo conocimiento para la debida conclusión no habrá de detenerme con propio perjuicio de mi estada en esta ciudad, donde he invertido alguna suma de pesos en mi subsistencia, a más de los crecidos gastos que tengo hechos en el dilatado tránsito de la ciudad de Maracaibo, donde a la sazón me hallaba cuando murió, a esta y sólo planeo contraerme a los precisos alimentos”.(Idem)
No obstante, Agustín de Bolívar, sin dejar de reconocer sus derechos sobre la inmensa fortuna de su padre, solicitó se le asigne la cantidad de mil pesos “para satisfacer algunos créditos contraídos en esta ciudad... y por el retorno a aquella ciudad de Maracaibo, donde tengo mi familia”·. (Idem).

Afirma que aunque la viuda de su padre le había entregado doscientos pesos que le había legado su padre por una de las cláusulas del instrumento, dicha cantidad no era suficiente para cubrir gastos inmediatos. Termina señalando que

“en vista de la información que tengo instruida y lo abundante del caudal de que por notaría consta dejó existente el dicho mi padre, mandar que la albacea, tutora y curadora de los hijos menores me exhiba en el día la cantidad de mil pesos que habrá de asignarme con consideración a lo que tengo expresado”. (Idem).

No cabe duda de que Agustín de Bolívar era hijo del padre del Libertador, las pruebas documentales son concluyentes. Dado esto resta determinar la genealogía conocida de Agustín de Bolívar en Maracaibo.

En 1737, don Juan de Bolívar, abuelo del Libertador, inició los trámites para la obtención del título nobiliario, lo que requirió la presentación de papeles que acreditaban la pureza de sangre e hidalguía de la familia. Así surgió la dificultad con la abuela del solicitante (tatarabuela del Libertador) quien era hija ilegítima de madre desconocida, llegando a señalar algunos que era india, zamba o una esclava negra, sin que exista ningún documento que pruebe (o no pruebe) dicha aseveración. María Petronila de Ponte, hija del Licenciado Pedro de Ponte Andrade y Jaspe de Montenegro fue la hija de una mujer desconocida, a quien sólo pudo encontrarse en el registro de nacimientos bajo el nombre de María Josefa Marín. Su padre, el Capitán Francisco Marín de Narváez había declarado en su testamento, aunque en forma poco convincente, que su madre era su igual en cuanto a rango. Lo cual no puede considerarse plenamente cierto. Resulta imposible determinar por los registros si ella tenía o no sangre europea, o negra o india, pero no se puede afirmar únicamente por eso que Bolívar tenía sangre mixta. De todos modos, la familia Bolívar obtuvo ventajas por la unión con la familia Marín de Narváez, quienes legaron minas, casas, capillas y grandes propiedades.

María Antonia tuvo los siguientes hijos: del primer enlace con Pablo de Clemente:
1.-Pablo Segundino de Clemente y Bolívar, soltero.
2. Josefa de Clemente y Bolívar, soltera
3.-Anacleto de Clemente y Bolívar, casado con Rosa Rodríguez del Toro y del Toro, sin descendencia.
4.-Valentina de Clemente y Bolívar (Iturriza, 1967:232)

Del segundo enlace con Gabriel Camacho:
1. Simón Paulino Camacho Bolívar
2. Juan Vicente Camacho Bolívar
3.-Gabriel Camacho Bolívar
4.-Concepción Camacho Bolívar
5.-Trinidad Camacho Bolívar
6.- Benigna Camacho Bolívar
7.-Mariana Camacho Bolívar, (Montiel, 1985:65)

Juana Bolívar tuvo los siguientes hijos:
1.- Guillermo Palacios Bolívar, quien murió soltero.
2.- Benigna Palacios Bolívar, casada en primeras nupcias con el General Pedro Briceño Méndez y en segundas con el Doctor Pedro Amestoy (Grisanti, 1956:40).
3.- Jorge Palacios Bolívar (soltero), y
4.- Fernando Palacios Bolívar, Soltero (Iturriza, 1967:613)

De sus relaciones extramatrimoniales, Juan Vicente Bolívar Palacios, tuvo tres hijos:
1- Juan Evangelista Bolívar Tinoco
2- Felicia Bolívar Tinoco
3- Fernando Simón Bolívar Tinoco

La descendencia masculina de esta rama es la única que en la actualidad conserva el apellido Bolívar.

Dicho documento según señala Madariaga, es el Nº 1, intitulado “San Matheo. Año de 1765. Autos y Sumarios contra Juan Vicente Bolívar y sobre su mala amistad con varias mujeres” el cual se encuentra en el Archivo Arzobispal. Caracas. Estante de visitas episcopales.

Simón Bolívar "El Libertador", no tenía como primer apellido "Bolívar", sino que se apellidaba Ochoa de Bolívar. Simón Ochoa del Bolívar es descendiente del español D. Martín Ochoa de Rentería, casado con Dña. Magdalena de Ibargüen. De este matrimonio nació D. Simón "el Vizcaíno", quién marchó al Nuevo Mundo en el siglo XVI. Al establecerse en Venezuela cambio el apellido Ochoa de su padre D. Martín, por el de Bolívar, en recuerdo de la puebla de Bolívar, de donde eran oriundos, cuyo recuerdo grato habría de acompañarlo siempre a través de su vida en América como D. Simón Bolívar "El Vizcaíno". Ya en Venezuela firmó siempre como Simón del Bolívar; sus hijos y descendientes siguieron su ejemplo hasta llegar a D. Simón Bolívar "El Libertador".

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